La radio desde que se creó, ha tenido esa singularidad de transmitir historias a sus oyentes. La televisión no existía y tu mente realizaba la placentera labor de recrear imágenes conforme la voz y los efectos de sonido narraban los hechos.
Los años transcurrieron, alcanzamos un nuevo siglo, y la radio perdió ese protagonismo de los años veinte. El internet la desplazó, pero lo que no pudo arrebatarle es su esencia que posee y Radio Ambulante es prueba de ello. ¿Por qué no contar historias como las de antes pero por medio de la world wide web?
Quizá esa fue la pregunta de uno de los fundadores de Radio Ambulante, un proyecto a nivel americano que tiene a la crónica radial como su principal protagonista. Mediante su cuenta en Soundcloud, cada dos semanas nos enteramos de la vida de algunos personajes latinos o estadunidenses que poseen algo qué contar.
Varios son los que conforman el equipo de Radio Ambulante, entre ellos hay un reconocido novelista peruano: Daniel Alarcón, quien junto a otros profesionales de la comunicación (sean de Colombia, México, Ecuador, Argentina, etc.) hacen que sea una rica propuesta de periodismo radial por streaming.
Desde 2011 han logrado gran reconocimiento por varias organizaciones y algunos medios que vieron en Radio Ambulante un interesante ejemplo de cómo la prensa escrita puede convertirse en algo transmedia. Asimismo, tiene el apoyo de la gran cadena británica BBC Mundo, de las revistas Etiqueta Negra y Cometa y de radios latinas como Radio Sur 88.3, Sónica y Radio Bilingüe.
Por otro lado, tanta ha sido la acogida que ha tenido Radio Ambulante que no solo se ha quedado en el mundo virtual. Los audios de sus crónicas también la trasmiten por distintas radios de frecuencia modulada, como son Señal Radio Colombia, RMX de México, Radio Cuenca de Ecuador, Frecuencia Zero de Argentina, etc.
Hasta el momento, no existe una radio peruana que acoja estas excelentes crónicas radiales. Es más, no hay programas de este tipo. No vendría mal que alguna emisora apueste por este interesante proyecto. ¿Por qué no hacerlo si tiene una gran importancia cultural, social y periodística?
En nuestro país prevalece cierta desidia en cuanto a la labor social y cultural, y ni qué decir de la prensa. Tratar de concretar un proyecto como lo es Radio Ambulante, pero netamente peruano, resultaría difícil pero no imposible. Lo único que se necesita como combustible para realizar algo similar es la fuerza de voluntad, compromiso y profesionalismo.
Radio Ambulante es la muestra perfecta de que la tecnología no es ese monstruo que terminará por devorar a la vieja escuela. Encontrar las ventajas que nos ofrece el internet y las redes sociales es nuestra labor como “los comunicadores del siglo XXI”. Por tal motivo, se puede (y se debe) mantener esos principios con los cuales la radio fue creada hace más de 100 años.
Marshall McLuhan, que lleva muerto 35 años, nos sigue dando lecciones: “El medio es el mensaje” y Radio Ambulante lo sabe.
Existen veces en que quisiera
vivir en un mundo dominado por mujeres. En donde ellas sean las que intimiden y
no los hombres. Las que dirijan las riendas de la mayoría de países. Quisiera
que ellas no tengan ningún reparo en botar
a sus esposos de sus propias casas porque no aportan nada al presupuesto del
hogar. Qué sería vivir en un universo paralelo en donde sean ellas quienes decidan
qué modelito varón va en tal portada para ganar más clientes mujeres:
“Oye, qué te parece si a tal tipito lo ponemos para el segmento de
espectáculos. Ese se sabe todo de la farándula”.
“Se solicita varones entre 20 y 25 años de buena presencia para
secretario de la jefa de área. Por favor, venir en pantalón pitillo y camisa
ceñida al cuerpo”.
– ¿Qué hacemos para que los lectores lean nuestra editorial en la
última página?
– Ya sé, todos los días hay que colocar chicos en bóxer al lado de la
columna del director. ¡Eso no tiene pierde!
“¡Esa es mi hija, caramba! Verás que solito viene a ti. Por mientras,
anda saliendo con otros. Demuestra que eres una mujer peruana que se respeta”.
Bueno, fue bonito mientras duró.
Esto no sucede, y de repente, no sucederá en varios años aquí en Perú. Todas
estas alucinaciones se me cruzan por la mente cuando me doy cuenta que en pleno
siglo XXI vivo en un país altamente machista. Y lo peor: que este problema
parece ser inacabable porque es un círculo vicioso que compromete a padre,
madre, hijos e hijas.
El documental realizado por
UNICEF, dirigido por el notable periodista César Hildebrandt en 2014, recoge
los testimonios de tres niñas, cada una de la Costa, Sierra y Selva. A pesar de
que estas tres regiones vivan realidades diferentes, prevalece una cualidad
nada favorable que las une: son relegadas en el campo de estudios. Es decir,
solo por el hecho de haber nacido mujeres, tienen que resignarse a no terminar
la secundaria, asumir roles de madres, o en el peor de los casos, terminar
embarazadas, producto de una violación.
Según este material audiovisual,
en el Perú, solo en el año 2012, del total de analfabetos, el 76% son mujeres. ¡Casi
más de tres cuartos de personas que no saben leer ni escribir son del género
femenino! Otra cifra alarmante, es que de todas las personas que sufren algún
tipo de violencia familiar o sexual, el 87% son, como ya deducirán, mujeres.
Vivir en la Costa, exactamente en
uno de los distritos emergentes de la capital, significa que es muy probable
que seas un inmigrante de alguna provincia que busca en Lima una oportunidad de
emprendimiento. No obstante, la mayoría de sueños se rompen cuando la realidad
te golpea sin remordimiento, y peor aún, si te ha tocado ser mujer.
Este es el caso de Ana (10),
quien es una niña más de las tantas que asumen el rol de una madre inexperta. Ella
cuida a sus 4 hermanos menores porque sus padres no se encuentran en casa por
ir a trabajar desde temprano. No tiene el tiempo necesario para estudiar, y si
lo hace, tiene que interrumpir sus horas de estudio por horas de sueño que
provoca realizar las labores de un adulto.
El video también aborda el tema
de las niñas de la Sierra. Rosa (11) es el claro ejemplo de la penosa situación
que se vive en el interior del país.
Si en la mismísima capital nos
quejamos de la inseguridad ciudadana, imagínense en Ayacucho, en pleno campo,
en donde ni un efectivo policial merodea la zona. Hago hincapié en este punto
porque la pequeña protagonista relata que hasta tiene temor de ir a la escuela
más cercana a su pueblo (llámese ‘cercana’
a un kilómetro o kilómetro y medio que se encuentra el centro de estudios más
asequible a Rosa) porque existen adolescentes mayores a ella en el camino
que la molestan y acosan si anda sola.
¿Es, acaso, permisible que una
niña no vaya a nutrirse de conocimientos solo porque tiene pavor de que pueda
ser ultrajada? Los mismos padres de Rosa afirman lo mismo que ella. Temen a que
su primogénita sufra alguna desgracia y por eso no se atreven de dejarla ir…
¡AL COLEGIO! La privan –con justas razones– de un mundo lleno de posibilidades
que solo el estudio le puede brindar.
Por otro lado, Laura (09)
proveniente de Ucayali –selva peruana– vive una realidad que de igual manera es
carente de libros, cuadernos y lápices. En la localidad en donde vive, los
roles para hombres y mujeres están ya predeterminados. El documental muestra
que ahí es normal ver a los niños jugar un partido de fútbol mientras que las
niñas tejen, hablan entre ellas o van limpiando el salón de clases.
Esta mentalidad que embarga a las
comunidades más alejadas de la capital, en lo particular, debería cambiar. No
es posible que desde pequeñas, se les inculque a mantenerse al margen de otras
actividades que tranquilamente pueden realizar: deportes, diversión sana,
trabajo en conjunto con los varoncitos, etc. En vez de separar a los niños de
ambos sexos, deberían de juntarlos para que comprendan que todos somos iguales
y tenemos las mismas capacidades.
El Estado (en especial el Ministerio
de la Mujer) tiene un gran reto qué afrontar. De nada vale preocuparnos en
invertir en infraestructuras educativas si estas costumbres retrógradas se
siguen desarrollando tanto en Lima como en otros departamentos. Dejar crecer a
mujeres desinformadas y sin cultura solo producirá más violencia y abuso hacia
ellas. ¿Así se pretende lograr la gran inclusión social que de tanto se jacta
el actual gobierno?
La labor social por parte de los
organismos públicos debe incrementarse. Crear talleres, campañas o activaciones
en donde se les enseñe a todas las personas que las mujeres no son sinónimo de procreadoras
y cuidadoras de hijos, es vital para lograr un cambio social a grandes
magnitudes. Mostrarles casos de mujeres exitosas que alcanzaron sus metas a
través de los estudios, definitivamente las llenará de confianza para afrontar
las dificultades que tengan.
Otro punto muy importante que hay
que recalcar es la planificación familiar. No es dable que haya padres
irresponsables que tengan cuatro o cinco hijos cuando el presupuesto solo
alcanza para máximo uno. Otra vez, el gobierno tiene que actuar. ¿En dónde está
el Ministerio de Salud? La educación sexual juega un papel importante en estos
casos porque así se evita que haya familias pobres, madres adolescentes y niñas
que sean intimidadas por acosadores.
La cartera de educación, por
obvias razones, también es un actor principal en esta problemática. Tan solo recordar que en la última prueba PISA,
Perú ocupó el último lugar, deja mucho qué desear. Implementar más colegios en
las zonas más alejadas, remunerar mejor a los profesores así como también
seleccionarlos mejor y priorizar la educación pública, son los objetivos que
desde ya se deben tranzar para elevar la calidad de vida de estas niñas y niños
que no la tienen nada fácil.
Sin embargo, no solo en el sector
público recae la responsabilidad de apoyar a esas niñas y mujeres que necesitan
algún apoyo. ¿En dónde queda la responsabilidad social que dizque tienen
ciertas empresas? ¿En dónde están esas corporaciones que enaltecen a las
mujeres solo para el día de la madre o el día de la mujer?
¿Sabrán acaso que existen Anas, Rosas y Lauras que necesitan de su apoyo? ¿O no
las consideran dentro de su público
objetivo?
Sucede lo mismo con ciertas ONG
que se autoproclaman feministas y dicen que luchan
por los derechos de las mujeres. ¿Por qué no mejor se dedican a hablar por
aquellas niñas que no tienen ni voz ni voto dentro del país? ¿Qué tal si mejor
se empeñan a investigar y buscar casos como los presentados en el documental de
UNICEF? A veces, las famosas feminazis, se
enfocan en asuntos que no trascienden para el desarrollo de las mujeres a
quienes “defienden”. Si en verdad su
objetivo es luchar por ellas, tienen mucho por hacer en este país.
Mujeres valiosas en todo lugar
existen a montones. Muchas han sabido salir adelante por sí solas. Inclusive
han marcado la historia de sus países. Cómo pasar por alto la labor de una
Micaela Bastidas o de una María Parado de Bellido, quienes con fervor y coraje
dieron una lección de cómo ser una heroína para recordarlas hasta 200 años
después. Pero no necesitamos retroceder el tiempo tan atrás para encontrar
mujeres con alguna excelente historia de dedicación para contar:
La Teniente FAP Romina Jeshua
Feijoo Ojeda es la segunda piloto mujer de helicóptero de la Fuerza Aérea del
Perú. Actualmente labora en el Escuadrón Aéreo N° 341 del Grupo Aéreo N° 3 de
la Base Aérea del Callao “Mayor General FAP Armando Revoredo Iglesias”.
Romina fue la única mujer que postuló para ser piloto de helicóptero de la
promoción Capitán FAP Luis Ríos Zárate “Los Dragones”. Consiguió este logro
ingresando a la escuela de Oficiales de la Fuerza Aérea del Perú el 15 de marzo
del 2006, para luego graduarse en 2010 como piloto de un avión T41. Luego, en setiembre
2014 viajó a la Ciudad de Melgar en Colombia para seguir un curso de pilotaje
por un periodo de nueve meses en un helicóptero OH-58, siendo la primera mujer
en volar ese tipo de helicóptero. Alcanzó el más alto puntaje y se le otorgó el
primer puesto entre los pilotos que realizaron aquel curso.
Entonces, cómo menospreciar a
aquellas mujeres que cuando encuentran una pasión, hacen de ella algo valioso
para su patria y para la humanidad. Sino, que lo diga Marie Curie, quien arriesgó
su vida para poder ahora utilizar los importantísimos rayos X. Cómo no recordar
el noble trabajo de paz y caridad que realizaba María Teresa de Calcuta con los
más pobres de la India. La convicción y fuerte carácter de una Margaret Thatcher
–La Dama de Hierro– que supo conducir
a todo una potencia europea por once años, también es digna de alabar.
Y los ejemplos seguirían y
seguirían. La historia se ha encargado de demostrarnos que aquí no existe
ningún sexo débil, ningún género que solo sirva para servir. El gobierno, de la
mano con las empresas y organizaciones no gubernamentales, no puede ni debe
desamparar a las mujeres peruanas, ya que como en el caso de Romina Ojeda, hay
miles que tienen las capacidades óptimas para forjar un futuro prometedor y ser
el orgullo y ejemplo para sus familias, sociedad y país.
Recordemos que gracias a ellas
estamos aquí, gracias a ellas vivimos. Mira a tu lado y abraza a tu abuela, a tu
mamá, a tu hermana, a tu tía, a tu profesora, a tu jefa, a tu amiga, a tu
novia, a tu ex… en fin, valóralas y aprécialas, que como ellas, ningún hombre
las va a poder igualar.
¿Cuántas veces hemos escuchado
decir que todos los hombres son iguales? Ponernos a contar las oportunidades
nos haría perder la cifra real. Y el arte de vapulearlos se intensifica más aún
cuando estos han tenido descendencia pero no han sabido actuar con
honorabilidad ante ese divino regalo. Que si son insensatos, que si desamparan
a los hijos, que si maltratan a las madres, en fin; pero no nos hemos detenido
a rescatar y a resaltar lo que muchos otros varones hacen en nombre del amor
filial.
¡IRONMAN EXISTE!
En 1989 los ojos del mundo se enfocaron
en Hawai. Allí se desarrollaba una de las ediciones de la prueba deportiva
denominada Ironman (montar bicicleta por más de 180 kilómetros, nadar una
distancia de más de 3 kilómetros y correr 42 kilómetros 200 metros) y Dick Hoyt
de 49 años, un teniente coronel de las fuerzas aéreas estadounidenses, en ese
entonces, participaba de la actividad con su hijo Rick de 27 años, un joven con
parálisis cerebral, a quien tenía que acomodar en soportes especiales para que
lo acompañe en dicha competencia, la cual culminó con éxito.
Cuando Rick nació el cordón
umbilical se le enredó en el cuello y eso impidió que el oxígeno llegara a su
cerebro. Los médicos sentenciaron que su vida sería como la de un vegetal; pero
los Hoyt decidieron criarlo como un niño normal y los resultados fueron
realmente sorprendentes pues, aunque los galenos que dieron proyecciones
negativas ya no estén con vida, sería espectacular que pudieran ver lo errados
que estaban ya que Rick ha vivido hasta cierto punto con normalidad, y lo digo
así porque sólo le falta caminar y hablar.
Tan grande y poderoso puede ser el
amor de un padre a su hijo que cuando Rick Hoyt, a la edad de 15 años, le pidió
participar de una carrera de 5 kilómetros para recaudar fondos y ayudar a un
compañero de colegio que había sido atropellado, Dick no dudó y corrió junto a
su vástago acomodado en un coche especial.
Dick Hoyt destaca que ver la
sonrisa de su hijo y escucharle decir, con la ayuda de una computadora, que
durante la carreral sintió que su discapacidad desaparecía, fue suficiente para
iniciar la larga trayectoria de competencias deportivas que hoy acumulan cual
cómplices de desafíos. Lograron participar en más de 950.
Esta maravillosa historia compilada
en muchos videos como este https://www.youtube.com/watch?v=NmX1h31dQZ8, han
servido para salvar vidas, para cambiar actitudes, para reconciliar corazones.
Dick Hoyt no tiene capa ni el traje especial de un superhéroe pero ha logrado
ser la figura más admirada por su hijo, quien hoy, con casi 53 años de edad,
anhela empujar la silla en la que transportaría a su padre tal y como él lo
hizo desde que era un niño.
Ese niño que tenía pocas
probabilidades de sobrevivir lo logró hacer sólo por el amor y dedicación de
sus padres. Pero aquí se debe resaltar la labor de Dick Hoyt que emulando al
superhéroe Ironman hizo posible que la vida de su hijo esté alejada de esa
discapacidad física porque experimentó el éxtasis de competir en la vida y
ganar a la adversidad.
Según la psicología es la presencia
y el cariño del padre la que da seguridad a los hijos, proporcionándoles identidad
y autoestima; en tanto, que su ausencia genera desórdenes emocionales y
físicos. Los estudios científicos sentencian que nadie podrá ocupar ese lugar,
ni los tíos, abuelos, hermanos o primos.
La realidad peruana es muy disímil
de otras, aunque no hay estadísticas oficiales, se sabe que las Defensorías
Municipales del Niño y el Adolescente (Demuna) se encargan de recibir en
promedio en los últimos años un total de 5 mil denuncias por filiación
(reconocimiento de paternidad) y por demandas de alimentos.
Esas son algunas de las razones por
las que la imagen de la mayoría de padres ha quedado mellada en la mente de la
mayoría. Esos son algunos de los motivos por los que se celebra con cierto
recelo el Día del Padre. Esas son algunas de las excusas para que el amor por
las madres sea más intenso.
ARTISTA DE LA VIDA
Pero la realidad desbarata
cualquier prejuicio. Existen historias como las del reconocido pintor Félix
Espinoza Vargas, un artista peruano que pese a no tener brazos ni una pierna,
es un ejemplo de padre toda vez que disfruta de mantener a su familia y dedica
buena parte de su tiempo a la crianza de sus hijas, a quienes llama su mejor
creación.
Mientras otros que no tienen ningún
tipo de discapacidad jamás han intentado jugar o acariciar a sus hijos y
trabajar alegremente para mantener a su familia, Félix se lleva otro lauro para
la eternidad, pues quedará en la memoria de sus hijas y de su esposa todo lo
que pudo hacer en nombre del amor por su familia.
Con su lema: todo es posible, ha
alcanzado el reconocimiento nacional e internacional pues sus acuarelas con
temas costumbristas y sus tallados en madera lo han ubicado como uno de los
artistas contemporáneos más reconocidos.
Países como Alemania, Inglaterra,
México, España, Rusia, Estados Unidos y otros admiran su habilidad artística,
pero aquí en Perú lo hacemos además porque es un ejemplo de padre amoroso que
hoy ve con agrado que su ejemplo es seguido por sus hijas a quienes apoya
incondicionalmente.
Con el artista Félix Espinoza se
cumple lo que decía Pitágoras: educar no
es dar carrera para vivir, sino templar el alma para las dificultades de la
vida.
En el año 2010, el psicólogo y
profesor principal de la Universidad Ricardo Palma, Ramón León, llevó a cabo un
ambicioso estudio en la ciudad de Lima con la participación de 691 estudiantes
entre los 16 y 60 años de edad. El objetivo era conocer cuáles eran las
cualidades y defectos de los peruanos.
Entre las cualidades más
resaltantes los entrevistados resaltaron que los peruanos eran creativos,
emprendedores y trabajadores, características que describen muy bien al artista
Félix Espinoza Vargas y a todos los hombres que como él, le hacen frente a la
adversidad para sacar su resiliencia y dirigirlo, en especial, a mantener,
proteger y amar a sus hijos por sobre todas las cosas.
De otro lado, el estudio dio como
resultado que los defectos de los peruanos, según los encuestados, son ser
acomplejados, corruptos y envidiosos. Datos con los que la mayoría estamos de
acuerdo.
QUÉ BUENA MADRE ES MI PADRE
Curiosas y divertidas escenas de uno de los padres más conocidos por todos, Darth Vader, en tiernas ilustraciones…
Pero de acomplejado Alfredo
Berrospi Villanueva (40) no tiene nada. Desde que su esposa lo abandonó hace 8
años porque él perdió su trabajo, es literalmente padre y madre de su pequeña.
En nombre del amor, aprendió a
peinar, cocinar, lavar, planchar y hasta se convirtió en ladrón de tiempo al
tiempo para entregar calidad de vida a su pequeña, para quien hoy es el
superhéroe que aunque no tenga ese traje multicolor al que estamos acostumbrados
a ver en los comics, tiene una fortaleza única, envidiable y poderosa.
Trabajar como mototaxista no ha
sido fácil para Alfredo y lo sabe muy bien. Fue sabio para enviar a su pequeña
al colegio y lo recalco porque simplemente en la actualidad pocos valoran la
importancia de brindar educación a los hijos. Como medida complementaria ahorra
céntimo a céntimo para brindarle una sana alimentación. Cada noche compra el
yogurt que tanto le gusta a su pequeña y que acostumbra a beberlo antes de
dormir.
Para Heydi, la hija de Alfredo
Berrospi, su padre es también una buena madre porque desarrolla labores que
desde la infancia se nos ha dicho que sólo lo hacen las mujeres. Y es que el
machismo en nuestra sociedad es otra de las características que tenemos bien
enraizadas sobre todo en nosotras. Echemos un vistazo a cada uno de nuestros
hogares: ¿a quién se le sirve primero en la mesa?, al padre. ¿Quién tiene la
mejor presa en la cena?, el padre y si ambos padres trabajan ¿quién dice que
llega más cansado a casa? ¡pues el padre!
Pero resaltando la presencia
paterna debo destacar lo que la analista Connie Zweig explica en su libro Ser Mujer: “… El padre y otras figuras paternas en la vida de la mujer son también la
fuente de su elemento interior masculino… Algunas se convierten en
pseudo-hombres o más bien conocidas como mujeres animus (independientes,
productivas y voluntariosas)…”
Si tomamos en cuenta los estudios
de Zweig, es muy probable que la pequeña Heydi se convierta en una mujer animus, pero esperemos que no
llegue al extremo porque podría perder su femineidad.
Ensalzando la labor de esos pocos
varones que llevan en su ser un marcado lado femenino para disfrutar de la
magia de la poesía, del aroma, color y forma de las flores, de ser intuitivos y
hasta receptivos a las opiniones de los demás, debo decir que aunque el número
es reducido mantiene viva la esperanza de que pronto esa cifra aumente.
Se necesitan más padres que se
comprometan en mayor medida con la crianza y educación de los hijos porque
ellos formarán nuevos hogares. Es necesario cortar con esa enfermiza actitud de
repetir aquellas malas actitudes que sólo dañarán a las
siguientes generaciones.
¿Cuál es nuestra contribución con
la sociedad?, no son los impuestos o aquellas acciones producto de cada una de
nuestras profesiones u oficios, creo que es la calidad de seres humanos que
formamos en cada uno de nuestros hogares. Personas buenas que actúen como tales
las 24 horas del día y no cuando les convenga, que sean responsables con cada
compromiso asumido sin tener en cuenta el nivel de importancia de este, que
sean respetuosos del sentir y opinión de los demás, que la honestidad sea su
marca personal y que la valentía sea su fiel escudera para enfrentar la dicha y
la adversidad.
Es
imprescindible recordar lo que Tales de Mileto dijo: ‘espera de tu hijo lo
mismo que has hecho con tu padre’.
Una de mis sagas favoritas del
cine es sin duda la que realizó el galardonado Christopher Nolan entre 2005 y
2012. Me refiero al Caballero de la Noche: la historia desde los orígenes del
mítico héroe de cómics, Batman.
Muy aparte de que sea mi héroe
predilecto, la trilogía The Dark Knight
me conquistó por completo por el drama tan humano que se maneja desde la
primera película hasta la tercera. De ese trío, la segunda (en lo particular)
es la mejor de esas tres. ¿Por qué? Justamente porque al final de la cinta, la
victoria del enmascarado se basa en un dilema ético.
Harvey Dent (el nuevo fiscal de Gótica) con la ayuda de
Batman y del comisionado Jim Gordon, empieza a desbaratar el crimen organizado
con las leyes que propone. El Jocker, al darse cuenta que de los tres, él es
más honesto, decide destruir su imagen para que los ciudadanos crean que la
corrupción puede corroer hasta al mismísimo caballero
blanco y la salvación de la ciudad sea algo imposible de alcanzar.
Rachel Dowse, novia de Dent,
muere a manos de un plan perverso maquinado por el Guasón. Entonces, el nuevo
fiscal pierde los papeles porque el asesinato pudo evitarse si es que Batman y
Gordon le habrían hecho caso en destituir a varios jueces y detectives
corruptos. Es así que planea vengarse de todos los culpables, entre ellos, sus
dos exsocios de trabajo.
Con pistola en mano, empieza a
asesinar todos los que estuvieron implicados en la muerte de Rachel. Finalmente,
no logra tal objetivo porque Dent fallece en el intento de dispararle al hijo
de Gordon. Sin embargo, el cometido del Guasón está hecho porque Dent en su
haber tiene ocho vidas arrebatadas.
Por lo tanto, Batman, para que su
antagonista no gane, se echa la culpa a sí mismo de aquellas muertes y también,
la de Harvey. Jim Gordon cumple la función de avisarle a la prensa que El
Caballero de la Noche es el verdadero asesino para mantener limpia la
reputación del fallecido exfiscal. De esta manera, Gótica recupera esa fe
perdida y sobre todo, su seguridad ciudadana.
Un tacho lleno
de muertes:
Pero no solo en ciudades
ficticias puede llevarse a cabo problemas tan complejos en donde la ética juega
un rol principal al momento de tomar una decisión. Under Fire (por su nombre en inglés) es una película que narra la
historia de un corresponsal estadunidense que viaja a la Guatemala de 1979 para
cubrir la guerra civil librada entre el gobierno y los rebeldes.
Como en aquel entonces gobernaba
“Tacho” Somoza (presidente aliado de los Estados Unidos), los revolucionarios
liderados por el “Camarada Rafael” inician la guerrilla con el fin de
derrocarlo porque notan que el país atraviesa por graves problemas sociales:
los pobre siguen siendo pobres, y los ricos siguen siendo ricos.
“Tacho” al verse amenazado
seriamente por la revolución, no se le ocurre mejor idea que poner mano dura y
exterminar a los llamados terroristas que
intentan desestabilizar su gobierno. Es así que todos aquellos que apoyaban a
Rafael, eran asesinados como si fuesen animales. El ejército era el encargado
de los seguimientos a los reaccionarios para su posterior acribillamiento.
Russell Price, como se llamaba el
reportero, nota esta violencia y este abuso sin control por parte de Somoza.
Por la tanta indignación que siente al presenciar tal crueldad, su misión
cambia radicalmente. Pasa de ser un simple reportero imparcial a ser un aliado
indirecto de las huestes de Rafael. ¿Pero cómo? Todo inicia desde la muerte del
camarada líder.
He aquí el meollo ético por el
cual pocos quisieran pasar: los rebeldes saben que si el pueblo se entera del
fallecimiento de su líder, la causa habrá fracasado y las muertes de varios
habrían sido en vano. Por tal motivo, un dirigente de la revolución le pide al
reportero gráfico que difunda una foto en su diario con el cadáver de Rafael
pero pareciendo que éste siga vivo. Russell, luego de mucho pensarlo, acepta
porque no puede seguir viendo más gente asesinada.
Entonces, la pregunta cae por sí
sola: ¿en dónde queda esa ética periodística de mostrar la realidad? ¿Es correcto difundir una portada sabiendo que
no es verdad? Aquí hay mucho en juego y decidir por lo que uno cree que es
correcto, puede ocasionar grandes repercusiones. A veces, hasta malas.
¿Actúo mal
para conseguir el bien?
En estos dos grandes filmes se
puede notar algo en común: la mentira utilizada como arma para la causa de un
bien social. Si Batman mintió para derrotar al Guasón y para que Gótica crea que
aún existen personas de bien; Russell publicó una fotografía totalmente falsa a
nivel nacional para que la revolución tome fuerza y pueda vencer a la tiranía
de Tacho Somoza.
A grandes rasgos, las decisiones
de los protagonistas parecen acertadas porque tienen como único fin la victoria
del bien. Sin embargo, la manera en
cómo actúan no es la más acertada. Si es que avaláramos esta forma de resolver
problemas, ¿acaso no estaríamos proponiendo aquella frase radical “el fin justifica los medios”?
Si fuese tal la premisa y la
aplicáramos en distintos ámbitos, ¿por qué no condenar a todos los reos apresados
a pena de muerte para que los otros malhechores libres piensen antes de cometer
alguna fechoría? ¿Por qué no acribillar sin compasión a nueve personas y a un
niño en una pollada porque daban indicios que eran terroristas? Y lo peor: usar
esto como una señal de “mira lo que le
estamos haciendo a tus senderistas. ¡Ríndanse ya!”.
Aquellos dos ejemplos pretenden
lograr dos grandes beneficios: seguridad ciudadana y erradicación de
movimientos terroristas. ¿Pero a costa de qué se lograría eso? ¿Son las únicas
maneras en cómo ciertos problemas tan complejos pueden solucionarse? ¿Eso no
sería optar por lo más fácil, por lo más mediocre e irresponsable?
Ahora bien, mentir y asesinar
quizá no tengan la misma intensidad de “maldad”
pero la esencia del hecho se encuentra ahí: que en ambas situaciones (y en
ambos personajes, también) se ha escogido el rubro menos ético para hacerle
frente a una crisis. ¿Con qué autoridad moral, entonces, uno podría criticar a
un farsante, a un asesino o hasta a un político corrupto?
¿Primero yo o
primero los demás?
Sin embargo, la otra cara de la
moneda es la siguiente: ¿qué hubiese sucedido si Russell o Batman habrían
actuado honestamente para no sobrellevar ese cargo de conciencia? ¿Mi ética personal
y profesional vale más que cualquier causa social? ¿Qué hay de las otras
personas que desde hace mucho tiempo merecen un futuro mejor para vivir? Estas
son las cuestiones que quizá pasaron por la mente de aquellos dos protagonistas
para elegir sus decisiones.
Tener esa responsabilidad social
que tuvieron ambos en aquellos casos excepcionales, muy pocos la pudieron haber
aplicado. Sentir ese compromiso por los demás fue lo que los condujo a que no
les interesara romper ciertos parámetros éticos con tal de que las personas de
su alrededor puedan vivir dignamente.
Hubiese sido muy irresponsable
por parte de Batman echarle la culpa a Harvey Dent de los crímenes que cometió
sin importarle los efectos que conllevaría: que los ciudadanos de Gótica no
crean en ninguna de sus autoridades porque todos son corruptos y que es mejor
aliarse al crimen organizado porque así consigues dinero fácilmente. Si es que
el enmascarado no se habría inculpado, las esperanzas de tener una ciudad
limpia y honesta se habrían desmoronado.
¿Qué tal si a Russell le hubiese
importado poco las personas que veía morir a manos de un ejército criminal y no
habría ayudado a los rebeldes en tomar esa polémica foto? ¿Salvo mi reputación,
salvo mi ética, salvo mi imagen sin que me importe el resto? Esa actitud
individualista poco o nada sirve al momento de querer hacer algo por tu
sociedad.
Claramente se puede apreciar que
el egoísmo se disfraza en ciertas oportunidades de ‘lo éticamente correcto’ para salvarte a ti mismo. Entonces, ¿de
qué les hubiese servido actuar
legalmente si la situación de Gótica y la de Guatemala quedarían en las mismas,
al fin y al cabo? De nada, obviamente.
¿Qué hacer, entonces?
A pesar de que estas historias
sean ficticias, el guion tiene mucho de real. Estos filmes nos han demostrado
que la ética suele ser a veces tan relativa.
¿Qué de ético tiene montar una
foto falsa en una portada, mintiéndoles a las personas? Pero también, ¿qué de
ético hay en dejar que mueran más personas y no hacer nada al respecto? ¿Qué de
ético hay en encubrir los asesinatos de alguien para que su reputación quede
intacta? Pero también, ¿qué de ético hay en dejar que el mal venza, pudiendo tú evitarlo?
Centrándonos más en la situación
de Russell, su decisión en apoyar a la revolución de Rafael escapa de los
parámetros del periodismo para entrar en un campo más humano. A dicho personaje
no le interesó pasar por encima de ciertos códigos y parámetros que tienes que
cumplir si te haces llamar un hombre o mujer de prensa.
No obstante, algo paradójico
sucede aquí: la formación del periodista, por lo tan humanista que es, termina
rompiendo sus propias reglas. El reportero utilizó el poder que tenía en el
lente de su cámara para ayudar otras personas de un genocidio asegurado. Under Fire es la muestra que el hecho de
ser periodista te otorga una responsabilidad enorme y depende de cada uno cómo saber
usar ese poder para lo que creas conveniente.
Siempre existirán situaciones en
que no sepamos qué hacer, pero a veces, es necesario que sacrifiques tu ética profesional
en pro de una causa mayor. ¿Qué hubiese pasado si esos pilotos estadunidenses
se habrían revelado ante sus superiores y las dos bombas nucleares nunca
hubiesen tocado tierra porque eran consientes de que iban a morir miles de
personas?
“O mueres siendo un héroe, o vives lo suficiente
para convertirte en un villano”.
De olores y sensaciones no han escrito los autores
Poca
es la importancia que se le ha dado, desde épocas inmemoriales, al estudio del
sentido del olfato; pese a que desde la aparición del hombre haya sido de vital
importancia la olfacción (acción de oler) para sobrevivir y detectar a los
seres y lugares que pondrían en riesgo sus vidas.
En un artículo del Instituto de
investigaciones sociales publicado en la Revista mexicana de sociología en el
año 2003,el doctor en sociología
Anthony Synnott señala que Aristóteles al jerarquizar a los sentidos ubicó en
el último lugar al olfato pues argumentaba que no era un conductor hacia Dios.
En tanto que sí lo eran el oído (al escuchar la música) y la vista (al apreciar
la belleza), por citar algunos ejemplos.
Asimismo, detalla que Kant no
menciona al olfato toda vez que no existe una estética del olor en la tradición
occidental, teoría que el buen Hegel refutó en 1975 al mencionar en su Estética al olfato, pero le asignó el
último lugar en importancia. Freud, en tanto, señaló que el olfato es un
sentido animal, mientras que la vista es más humana.
OLOR:
EVOCADOR DE RECUERDOS Y CONSTRUCTOR DE UN FENÓMENO MORAL
Por qué los especialistas habrán
dejado de lado el estudio de los olores, si estos por ejemplo nos provocan realizar
muchas acciones como evocar recuerdos y sensaciones. No por nada muchos
expertos de entrevistas laborales recomiendan evitar el uso de perfumes cuando
vamos a estas citas, a fin de revivir situaciones desagradables vivenciadas por
los entrevistadores y que por ello nos transfieran sus emociones y eviten que
seamos los candidatos ideales para el puesto al que perseguimos.
Pero los olores no sólo se limitan a
incitar recuerdos, sino que van más allá de eso. Por ejemplo, se han convertido
en un fenómeno moral pues nos hace determinar lo bueno o lo malo de cualquier ser,
cosa o situación que olemos sin conocerlos en su totalidad.
Según Edwin Dobb, en su libro The scents around us publicadoen 1989, laNational Geographic
realizó una encuesta en millón y medio de personas y determinó que un individuo
sano puede llegar a detectar entre 10 y 40 mil olores diferentes, cifra muy
baja si tenemos en cuenta que los perfumistas o catadores han logrado
identificar cerca de 100 mil.
Esta sería la razón por la que podemos identificar tantos
olores y de acuerdo a nuestras condiciones culturales les hemos asignado un
valor moral. Por ejemplo, aquí en el Perú muchos recomiendan la ingesta del
famoso tocosh (papa o maíz descompuestos intencionalmente) porque tendría
beneficios saludables, pero el fuerte olor que emana al prepararlo a muchos nos
provoca calificarlo como un producto ‘malo’ ‘feo’ y hasta ‘asqueroso’.
OLORES
CORPORALES
Como vemos en el ejemplo anterior esta calificación se
aplica muy bien a la comida, pero no todo queda ahí, esta asignación de
adjetivos bueno o malo trasciende a temas del medio ambiente y sobre todo
cuando describimos a una persona. Y aquí me detendré pues de los tres tipos de
olores que existen: los naturales (corporales), los fabricados (perfumes) y los
simbólicos (metáforas olfatorias), me he propuesto hablar exclusivamente acerca
del primero, toda vez que aún en Lima se vive un verano prolongado gracias a
los cambios climáticos.
Y cómo no hacerlo si a diario sentimos miles
de olores cada vez que abordamos una unidad de servicio público, cuando
formamos esas interminables colas o como cuando simplemente caminamos entre
tanta multitud.
Dicen que el olor de una persona es
como la huella digital: único, pero que con la mezcla de diferentes sustancias
y en variados momentos, estos olores se intensifican para bien o para mal. Por
ejemplo: un mismo perfume aplicado en diferentes cuerpos emanará disímiles
aromas y eso se debe al tipo de alimento que se ingiere, a las hormonas, al
estado físico, mental y hasta irá de acuerdo al nivel de estrés en el que
estamos inmersos.
¡AXILAS
DEL MAL!
Una
de las partes del cuerpo humano que más nos tienta a calificar a las personas
como buenas o malas por los terribles olores que despiden, son las axilas,
partes tibias y húmedas en las que crecen microorganismos que junto a los
olores del tipo de comida que ingiere el individuo y el escaso o nulo aseo que
se le ha dado, pues se convierten en verdaderas bombas vomitivas.
En la gran encuesta realizada por la
National Geographic, mencionada en párrafos anteriores, también se dio a
conocer que las mujeres tienen mejor olfato que los varones, pero cabe resaltar
que pese a ello algunas féminas no se han dado cuenta que nuestro PH (nivel de
acidez en el cuerpo) es más alto que el de los varones y por ello los malos
olores de las axilas desaseadas, por ejemplo, son cien veces más intensas.
El mercado de útiles de aseo
personal ha creado infinidad de variedades de desodorantes, pero si uno no
tiene presupuesto para comprar alguno de ellos y necesita acabar con el terrible
y amenazante olor de las axilas, aparte de asearlas meticulosamente, es
necesario untarlas con agua mezclada con vinagre, o tal vez rociar algunas
gotitas de Leche de magnesia o por último recurrir al bendito zumo de limón.
Qué castigo estaremos pagando si nos
encontramos con personas con mal olor de axilas que pareciera que portaran bajo
el brazo cebollas avinagradas. Y ni qué decir de los espectáculos que
demuestran cuando al sostenerse de los pasamanos en el transporte público
observamos verdaderos ‘bosques de bellos’ en los que quién sabe qué clase de
fauna podríamos encontrar.
¡NO
HABLES POR FAVOR!
Líneas aparte merece el tema del mal
aliento, también conocido como halitosis,
cuya causa puede deberse a dientes dañados, problemas estomacales o simplemente
un mal aseo dental. Lo que fuere, ¡no hay derecho de matarnos con esos hedores!
Qué mortificante resulta viajar cada
día en las unidades de transporte público y soportar la exhalación exagerada de
ciertos individuos que padecen de este mal. No es necesario que hablen, basta
con sentir ese fatídico momento en que eliminan olores, oxígeno y malos humores
producto del tráfico, del mal día, en fin, insisto: ¡no hay derecho!
El cuidado de las piezas dentarias y
de la cavidad bucal resulta imprescindible toda vez que el impacto ocasionado
será negativo al iniciar cualquier intento por conversar.
Es conocido el uso de enjuagatorios
bucales o la degustación de caramelos de menta, chicles y otros productos
azucarados para contrarrestar estos olores, pero lo único que se consigue es
exacerbar más la intensidad del mal aliento.
Algunos consejos caseros señalan que
masticar clavo de olor, hojas de menta o perejil podrían reducir la intensidad
de esos olores; sin embargo, se debe rescatar la propuesta de hacer gárgaras
con bicarbonato de sodio o sal que tienen un efecto más eficaz.
¡PIES
TRAICIONEROS!
Bromhidrosis,
es el nombre científico con el que se conoce al mal olor que emana de los pies
luego de una larga jornada en la que estas partes del cuerpo han permanecido
sin oxígeno y a altas temperaturas.
Los pies soportan por largas horas
todo el peso de nuestro cuerpo, lo cual genera sudores pero que emanan malos
olores de acuerdo a nuestro tipo de alimentación, al uso de medias sintéticas,
a la presencia de hongos en los pies y a las bacterias alojadas en el calzado,
razón por la que se sugiere cambiar de zapatos diariamente.
Los consejos que se sugieren para
estos casos van desde el uso de vinagre de manzana o bicarbonato de sodio en el
enjuagatorio de pies; pero lo más recomendable, en el caso de que persistan,
pues es recurrir al especialista.
Sea cual fuere el caso, lo cierto es
que somos como olemos. Si olemos bien seremos catalogados de buenos y si olemos
mal pues simplemente la calificación será negativa porque los olores nos
conducen a eso: a calificar. Esto nos obliga a pensar que los olores tienen
implicancias morales y emocionales.
Es amplio y sumamente
interesante analizar el tema de los olores, más aun los corporales pues así
como un buen aroma define nuestra personalidad, un olor desagradable hace lo
propio.
Mucho de cierto tienen los
autores del libro “Voces de la sociedad peruana
por una nueva ética” al argumentar que existe en nuestro país un proceso
destructivo que no lo deja avanzar hacia sus objetivos. Dicho proceso, lamentablemente, nosotros mismos lo alimentamos: con nuestras malas actitudes,
con nuestra forma pesimista de pensar, con ser parte del problema y no de la
solución y sobre todo, por no proyectarnos como una sociedad responsable en el
futuro.
De los doce puntos a los cuales
el primer capítulo hace hincapié, solo mencionaré algunos porque en lo particular, son
los aspectos más críticos que hay que detener por si pretendemos mejorar y tener
un mañana sostenible para todos.
a).El sentido de exclusión:Excluir
a personas cercanas a nosotros porque son diferentes y porque no comparten
nuestro modo de pensar, es algo cotidiano aquí.
Pensar que solo existe una verdad
y que hay una sola manera de vivir, nos fragmenta como población y no llegamos
a ningún acuerdo. Ejemplos a montón existen. Desde el ciudadano de a pie que no
puede concebir la idea que dos personas del mismo sexo puedan unirse
civilmente, hasta congresistas opositores al gobierno que luchan solo por el
poder.
No es quién tiene la razón. Se trata de respetar las posiciones de los
demás y vivir armónicamente con ello. No porque la comunidad homosexual sea una minoría “distinta” hay que ignorarla y sesgarle sus derechos. No porque soy
parte de la oposición, me encierro en mi idea y critico destructivamente. Los
opositores deben servir para darle otra visión al gobierno de turno y unir
distintas perspectivas para afrontar los problemas del país, JUNTOS.
b). Admitir la corrupción: El
pensamiento “lo que importa es llegar y no cómo llegar” conduce a corrompernos
en distintos ámbitos cotidianos. Suponer que todos somos corruptos y que no hay
quién cambie eso, es nuestro primer obstáculo. ‘No importa a quién elijamos, todos los congresistas roban’, o el
famoso ‘roba pero hace obra’ no nos
deja ver que sí se pueden hacer las cosas de la manera correcta y que sí es
posible caminar derecho.
Perdonar a un presidente su
inmensurable red de corrupción, sus crímenes y su dictadura porque erradicó el
terrorismo y estabilizó la economía, ¿es ser responsables con nosotros mismos?
Elegir a un alcalde porque le preocupa la infraestructura de la ciudad pero que
aún no ha sido declarado inocente de una acusación de lavado de activos, ¿es
comprensible?
imagen por Andrés Edery
c). La violencia como forma de
participación: El hecho que tengamos el legítimo derecho de protestar y
salir a las calles para reclamar lo que nos parece injusto, no significa que
haya desmanes en el orden público. Ni mucho menos, heridos o muertos. Cuando no
existe el diálogo y una de las dos partes no está dispuesta a ceder, la
violencia se descontrola.
Esto quedó demostrado cuando un
profesor de filosofía vio los problemas por los cuales atravesaba el interior
del país y no se le ocurrió mejor idea que solucionarlos mediante muerte,
bombas, destrucción y caos. O cuando unos acérrimos seguidores de Túpac Amaru
intentaron negociar con el poder desde una embajada secuestrada por cuatro
meses.
d). Autoestima disminuida: Nuestra
historia ha estado marcada por varias derrotas. España nos conquistó en el
siglo XVI, Chile nos ganó territorios en el XIX, y en el XX, perdimos contra
nosotros mismos porque los gobernantes que nos tocó, poco o nada hicieron por
desarrollar un país tan vasto en cultura, recursos, fauna, etc. Le fallamos a
nuestra nación. ¿Cómo no sentir que somos los últimos en todo si hasta en
partidos de fútbol perdemos?
Sin embargo, a pesar de todo eso,
aún existen personas que demuestran que Perú no es tierra de perdedores. El
nuevo milenio sirvió y seguirá sirviendo para reivindicarnos. No en vano
tenemos muchas personas triunfando en el extranjero (deportistas, cantantes,
chefs, cineastas, fotógrafos, etc.) y no en vano nos hemos convertido en uno de
los sitios preferidos por el turismo y la gastronomía mundial. Habrá
prosperidad, sí. Pero eso dependerá de cómo nosotros empecemos a trabajar
colectivamente y no pensando cada uno por su lado.
El efecto dominó en el cambio social
Ser socialmente responsable
implica muchos factores que algunos pocos están dispuestos a realizar. Ya sea
por mera desidia, porque ‘no conviene’ o
porque lo ven como un gasto y no como una inversión. A pesar de que suene
utópico y se vea como algo difícilmente de alcanzar, el eje o el equipo para
poder darle un futuro mejor a nuestro país sería: PERONAS, UNIVERSIDADES,
EMPRESAS Y GOBIERNO.
PRIMERO:
Nosotros debemos ser los primeros
en convencernos que somos los principales gestores del cambio social. Empezando
con pequeñas cosas como ceder el asiento en los buses a personas mayores de
edad y no esperar a que otro lo haga. Dar prioridad al peatón. No arrojando
basura a las calles. No desperdiciando el agua. Denunciando los robos al
paso. Indignarnos y actuar frente a
casos de violencia familiar. Eligiendo sesudamente a nuestros gobernantes, etc.
Si esto lo realizáramos más a menudo y se vea como algo normal, más personas se
sumarán.
SEGUNDO:
Ahora bien, todas estas
actividades por sí solas quizá no nazcan. Necesita de impulsores o de
alentadores. ¿Qué organización mejor que las universidades para hacerlo? En
estas casas de estudio oscilan jóvenes entre 18 a 25 años, edad perfecta para
ser unos activistas con objetivos de impacto social. ¿Por qué no utilizar todos
esos conocimientos humanísticos para entender los problemas y por consiguiente,
encontrarle la solución adecuada?
Imaginar que cada en cada facultad
y en cada carrera periódicamente se propongan y realicen proyectos orientados
al bienestar de la población para que ésta la aplique en su vida diaria, ¿no es
un aporte significativo? La responsabilidad social universitaria, como lo
sostiene François Vallaeys, es educar al
estudiante como un agente de desarrollo. De esta manera, cada egresado
debería salir a las calles con la intención de trabajar por y para su
comunidad.
TERCERO:
Por lo tanto, las empresas -ya
sean pequeñas, medianas o grandes- contarían con personas profesionales y
preparadas para afrontar estas crisis sociales o corporativas. Este capital
humano puede, entonces, hacerles entender a las corporaciones que las
utilidades no se verían afectadas si es que ejecutaran programas de
responsabilidad social.
Todo sería un proceso con
resultados a mediano o largo plazo: si los clientes notan que una organización
trabaja responsablemente, comprarán confiadamente porque saben que su dinero es
invertido de buena manera y por ende, las ganancias aumentarían. Y si éstas se
incrementan, podrán contratar a más colaboradores que se sentirán satisfechos
de trabajar en una empresa de esas características. Y por último, si hay más
demanda, la PEA se dispararía provocando que la economía del país se agilice,
logrando que el PBI crezca significativamente.
CUARTO:
Entonces, con ciudadanos
preocupados por su sociedad, con profesionales universitarios fomentando cómo
vivir en armonía y aportando ideas a las corporaciones para que se comporten
responsablemente con las personas y el medio ambiente, ¿acaso no estaríamos
preparados para elegir a un gobierno que siga con este proceso de cambio
social?
Con un gobierno escogido
sabiamente por todos nosotros, con todo un proceso de cambio para bien
(realizado tanto por personas y por empresas) que nos respalda, el Perú estaría
compitiendo junto con otros países desarrollados. Habría ministros dando todo
de sí por sus carteras (salud, educación, trabajo, etc). Habría congresistas
más preocupados en formular leyes que beneficien a los ciudadanos y entes
nacionales trabajando honestamente.
ENTONCES…
A veces nos quejamos de los que
tienen el poder, sin ni siquiera analizarnos por dentro y preguntarnos ¿qué estoy haciendo yo por mi país? Porque
de nada valdría que un candidato postule a la presidencia y pretenda transformar el país si es que se sigue
con esa cultura de proceso destructivo que se abordó líneas arriba. Solo no lo
va a poder lograr. Necesita del apoyo de toda la población peruana para que los
frutos se vean en unos cinco o diez años.
En conclusión, ¿con qué nos
encontramos? Con que este eje de PERSONAS-UNIVERSIDADES-EMPRESAS-GOBIERNO es un
proceso cíclico. Si uno de estos elementos no coopera, todo se malogra. El
trabajo conjunto puede lograr grandes cosas. ¿Cómo, entonces, Japón o Alemania
pudieron restaurarse luego de una guerra mundial y ser ahora potencias
mundiales?
“Señoras y
señores, disculpen que interrumpa su bonito viaje y su linda conversación.
Quien les habla es un padre de familia que ha dejado ayer a su mejor hija de 12
años en el Hospital del Niño. Aquí los doctores me han dicho que tiene enterocolitis
necrotizante neonatal y para ello requiere una tomografía, radiografías y una
serie de medicamentos que aquí tengo en lista. No tengo nada que ofrecerles,
espero me puedan colaborar porque nadie está libre, hermanos, de una necesidad
como esta”.
El autor de este discurso es un
hombre de unos 35 años de edad, de contextura gruesa, estatura mediana. Viste
con sucias y malolientes ropas como estrategia de marketing. Hace el ademán de
llorar pero no bota ni una sola lágrima. Muestra una supuesta receta médica del
Hospital del Niño con muchos sellos y sorprendentemente la fecha corresponde a
la del día de su perorata.
Y remarco el uso del adverbio
sorprendentemente porque ya lo he visto en varias veces y siempre la receta
médica lleva la fecha del día y no está alterada. Presumo que fue el resultado
de un impecable trabajo de falsificación, pues son tantas las ocasiones en que lo
he encontrado que hasta me gravé el nombre del mal de su niña. Investigando con
especialistas revelan que el tipo miente deliberadamente porque esa enfermedad
sólo se presenta en recién nacidos, y su hija, según su propia versión, tiene
doce años. Además, el tratamiento que dice no coincide con el indicado.
También conozco, desde hace seis
años aproximadamente, a un joven que durante los meses de invierno vende
caramelos y clama nuestra colaboración ya que afirma su madre se encuentra en
la última etapa del temible cáncer. Pero en los meses de verano funge de
heladero y se olvida de apelar a nuestra sensibilidad con el estado de una mujer
que debe haber sido tocada por fuerzas poderosas pues aún sigue ‘con vida’ a
pesar de estar delicada desde hace tanto. Frente a ello, sólo se puede pensar
que esto es un milagro.
Estos son algunos de los casos que
vemos a diario en la mayoría de unidades de transporte público. Los buses que
hacen largas rutas y atraviesan varios distritos son los predilectos por estas
personas que han encontrado en esta actividad, un verdadero negocio para lucrar
con el dolor y la empatía de las personas.
En
una ruta de una hora, por ejemplo, podemos ver que son entre cinco a siete las
personas que suben a pedir ‘colaboraciones’ o a vender sus productos
‘golosinarios’. Unos son más avezados, otros más creíbles, la mayoría mañosos y
pocos son tal vez honestos.
Según
el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), en los primeros
meses del año pasado se registró que de cada 100 ciudadanos en Lima, 93 tenían
empleo y siete no. La mayoría de estas personas desempleadas eran mayores de 45
años, aunque se sabe que en todos los niveles este fenómeno llegó a alcanzar un
6,9% del total de la población económicamente activa.
Los
personajes descritos al inicio tal vez formen parte de tales estadísticas, pero
lo cierto es que mientras esperan un trabajo que les provea del presupuesto
necesario para mantener a sus familias, suben y bajan a diario de los buses
para conseguir ‘unas monedas’
Si
bien la creatividad del peruano no tiene límites, la direccionalidad que han
tomado algunos de ellos atenta contra la tranquilidad del resto. Por ejemplo,
en la ruta de Lima Norte hacia la Universidad Católica existe un hombre de unos
50 o 60 años, alto, grueso y cada vez más locuaz, que cuando ofrece sus dulces
y nadie compra, pues opta por arrojar sus productos a los pasajeros y dar un
discurso amedrentador en represalia.
Algunos
por miedo le arrojan algunas monedas, en tanto otros esperan atentos a
reaccionar ante cualquier movimiento del iracundo hombre. Planificado o no, se
salió con la suya porque si su bolsa de caramelos le costó 4 soles, por el
terror ocasionado recibió más de lo invertido como capital.
Pero
tampoco todo es malo. Hay vendedores que al margen de contar una triste e
inverosímil historia ideal para esos productores de medio pelo, utilizan como
principal recurso la proactividad. Dan más de lo que ofrecen. Es el caso de los
cantantes o aquellos que tocan melodías que nos hacen más llevaderos esas
interminables rutas que se convierten en casi un infierno si le añadimos el
detalle del ciclo veraniego.
Allí
están estas simpáticas personas que con humor y buen gusto nos ofrecen diversos
productos que no son lo que nos llama la atención, sino la forma en que lo
hacen, con esa energía contagiante, con ese respeto que sólo da aquel que
merece recibirlo, con esa dulzura que no tiene la golosina que ofrecen, con esa
habilidad para declamar poesía que la adquirió en casa y no en un centro de
estudios.
Estos
autodidactas del uso adecuado de la mercadotecnia merecen nuestro apoyo y
respaldo. No es justo ver al payaso que
hace llorar, no hay derecho de ver al que se dice cantante pero que grita y
daña nuestros tímpanos, no vale la pena prestarle la atención al que dice haber
salido ‘reciensito’ del penal y cuyo tufillo a alcohol lo delata como bebedor
empedernido. No es justo, señores.
Mientras
las políticas para la generación de empleo no se reajusten a la realidad del
país, seguiremos viendo a este variopinto grupo de personajes que seguirá
alimentando a diario nuestras anécdotas en el CIRCO BUS.
Recuerdo que desde pequeño, mi
madre siempre me protegía. Evitaba a toda costa que yo me cayera al piso. El
duro y frío suelo era el enemigo a muerte de mi mamá.
Si es que no se endeudó
en comprar diversidades de alfombras y andadores que cubrían mi pecho con
cincuenta cinturones fue porque también tenía que alimentarme. Todo el piso de
mi sala estaba cubierto por almohadas para amortiguar cualquier inestabilidad
de mis extremidades inferiores. Ni Aladino tenía tantas alfombras en su casa
que yo en mi cuarto.
La explicación a todo este
resguardo casero que fácilmente competiría con Prosegur, es porque mi mamá le tenía un pavor, -¡no! ¡Qué pavor!
Fobia diría yo- a que me lastimara mi cabeza en cualquiera de esas posibles
caídas.
Siempre me exhortaba que pusiera mis manos al frente de mí ni bien
sufriese cualquier aparatosa atracción hacia la superficie de cualquier terreno
y así evitar algún contacto de éste con mi cráneo.
En ese entonces, yo no comprendía
tal importancia que mi mamá le daba al no golpearme la cabeza. Yo sé que si por
ella fuese, yo hubiese andado con un casco de fútbol americano por las calles,
a mí no me engaña.
Sin embargo, le agradezco por ese tal superlativo cuidado porque
hace un par de días visité, tras buscarlo incansablemente por el Centro de
Lima, el Museo de Neuropatología, o
más conocido como el Museo del Cerebro.
Luego
de escuchar a los expertos de esta área de la fisiología humana y cómo se referían
al órgano más importante que poseemos, entendí las correteadas de mi madre que
hacía detrás de mí cuando daba mis primeros pasos. Solo deseaba que mi
cerebrito crezca adecuadamente, sin lesión alguna.
El Instituto Nacional de Ciencias Neurológicas (el cual cumple 18 años
de fundación este 26 de agosto) que se encuentra en una nada confiable cuadra
doce del jirón Áncash, es el que alberga este pequeño pero valioso museo, el
cual se compone de cuatro cuartos.
La puerta por donde ingresan los visitantes
(ya sean escolares, universitarios o técnicos de la ciencia de la salud) te
abre paso a una variada exposición de la anatomía del sistema nervioso central
(SNC).
Pude apreciar distintos cerebros humanos unidos a su correspondiente
médula espinar, paredes craneales cortadas estratégicamente para poder observar
los elementos que las componen, cerebelos flotando en agua y las primeras
resonancias magnéticas hechas en Perú. Esta área es el salón principal del
museo.
Luego, al ala derecha, se
encuentra la habitación que quizá fue lo más impactante que haya visto en este
recorrido. Exactamente me topé con 6 vitrinas, dentro de las cuales había fetos
cubiertos totalmente con algún líquido. Pero no eran fetos cualesquiera.
Eran
unos deformes, fácilmente atacados por algún mal congénito o por algún descuido
de la madre. Estos medían
aproximadamente entre unos 50 a 60 centímetros de longitud y las enfermedades
de estas exvidas iban desde
hidrocefalia, anencefalia, microcefalia, hasta algunos llamados ‘cíclopes’ porque solo tienen un solo
ojo a causa de la fusión de ambos hemisferios cerebrales.
Así mismo, en este
sector del museo, se ubican algunos instrumentos arcaicos que les permitieron a
los pioneros de la neurología peruana averiguar y estudiar más a fondo el
cerebro y todo lo que compete a él.
En la cámara contigua a la
izquierda del salón principal, es un espacio increíble. Tres paredes se alzaban
ante nosotros y en las cuales, tres altos estantes de fierro de ocho pisos cada
uno, almacenaban aproximadamente unas 250 muestras de cerebros con diversas
patologías. Ya sean infecciones, tumores o sesos después de un derrame
cerebral. Ante mis ojos, observaba una exquisita colección de piezas
neurológicas, imperdible para cualquier neófito de medicina.
Por último, en el extremo derecho
del museo, se encuentra el cuarto exclusivo para los practicantes de esta rama
de la anatomía humana.
Como quien ingresa a una habitación sórdida, con losetas
frías y un olor característico e impregnante a las salas de operación de un
hospital, entraban los alumnos del instituto Arzobispo Loayza, vestidos todos de un verde acuoso, junto con sus
mascarillas y gorros.
En fila india, emocionados como niños que les regalan un
juguete nuevo en Navidad, empiezan a retirar sus bisturíes, tijeras, pañuelos y
Dios sabe qué cosas más. No supe si iban a examinar únicamente el sistema
nervioso o a un cadáver entero.
Me aguanté las ganas de saberlo. Cuando su
profesor de ellos cerró el cuarto de prácticas, noté que mi visita había
culminado. Únicamente escuché: “Chicos,
ya saben lo que tienen que hacer. Vamos, póngalos sobre la mesa. Ábranlos como
ya les enseñé. Solo tenemos media hora. Suerte en su examen parcial.”.
Debo admitir que aquel dicho
popular que sustenta que lo mejor viene
en envase pequeño, se cumplió con el Museo de Neuropatología. Quién
pensaría que aquellos cuatro reducidos cuartos contenía una rica historia y
ciencia por descubrir.
Su directora, la srta. Diana Rivas Franchini, trata de
mantenerlo lo más pulcro posible. Tiene a cargo a varios expertos que se
encargan de guiarnos y explicarnos cada uno de los elementos que encontraremos
adentro. Como es el caso de la licenciada Fresia Astocóndor Huilcapoma.
Ella
fue nuestra doctora cerebro de esa
mañana, quien amable y cortésmente respondía a cada una de las interrogantes de
los visitantes. Por otro lado, la responsable máxima tanto del museo, como el
del Instituto Nacional de Ciencias Neurológicas, la exministra de salud, Pilar
Mazzeti, es quien tiene la agitada labor de que la infinidad de pacientes que
acuden allí, sean tratados de la mejor manera posible y sean curados
efectivamente.
Su lema: “Ciencia al
servicio de la salud neurológica”, responde fielmente a las misiones que tiene como institución.
Son las siete de la mañana y abordo
el bus de la línea 40 rumbo a San Borja. Me acomodo en un asiento para
continuar mi lectura. A los diez minutos de viaje la señora de mi izquierda se
separa tosca y exageradamente de mí. Es evidente, no quiere que mi cuerpo roce
el suyo ni siquiera por los bruscos movimientos ocasionados por los malabares
del conductor. De reojo observo que mueve la cabeza y hace sonidos como si se
estuviera desinflando.
Definitivamente, la dama en mención
está incómoda con mi presencia. Me esfuerzo en vano de no tocarla. Intensifico
mi sentido del olfato e intento detectar algún mal olor en mi cuerpo, tal vez
sea la causa. Es inútil, no encuentro algo. Sus sobresaltos ya me incomodan,
cierro mi libro y decido enfrentarla. Nos miramos, dirige sus ojos hacia la
tapa de mi texto y vuelve a mirarme con ese odio típico que sólo te lanza un
ofendido.
‘Hey, soy gay’ se lee en la tapa de mi libro que devoro con real
interés y que fue el causante del maltrato de dicha fémina. Las autoras del texto
son María Luisa y Patricia del Río quienes decidieron rescatar estas
entrevistas por ser un acto de total justicia.
Lo sucedido, imagino, ha de ser
nada en comparación a una violación correctiva, por ejemplo, aquel cruel acto con
el que, varios individuos, violentan sexualmente a una lesbiana para
‘corregirla’ y volverla bien mujercita; o tal vez si hacemos el parangón cuando
bañaron con orina al adolescente, Luis Enrique Ramírez Ortiz, porque su hermana
decía que era un ‘maricón’. Y lo único que provocaron fue el suicidio del joven
que ya no pudo con tanta humillación.
Del millón y medio de homosexuales
que existen en el Perú, en el libro que menciono las autoras han seleccionado
las dramáticas historias de 20 personas, las sesudas opiniones de 20 almas, los
sentires de 20 resucitados, que fueron asesinados, en algún momento, por
propios y extraños y que con sus comentarios y actitudes los lapidaron por no
considerarlos ‘normales’ o ‘naturales’.
En los últimos meses, la ciudad
está más que convulsionada, está herida, dado que esta población ha decidido
renunciar a ser los espectros o los fantasmas de los que se habla con recelo,
con odio, con maldad y a la que los hemos conminado a serlo con nuestros actos
y por qué no decirlo, con nuestro silencio. A convertirlos en invisibles cuando
de defender sus derechos se trata y muy palpables para agredirlos cobardemente.
Y cómo no
espantarse si, por ejemplo, al leer la reflexión del psiquiatra Richard
Fitzgibbons, M.D., director del Institute Marital Healing (1), ubicado en las
afueras de Filadelfia, atribuye que la homosexualidad sería el resultado de la
soledad y tristeza por la que atraviesa el ser humano, o porque, también, tenga profundos sentimientos de ser
inadecuado.
Para este especialista católico,
que dice tener 34 años de experiencia en consultas, la homosexualidad surge
cuando hay desconfianza y miedo, cuando el ser se deja llevar por su narcicismo
o porque se ha sumido en un nivel de enfado, del cual no podría ser rescatado
no por los monjes tibetanos.
Teorías completamente discrepantes
con la realidad, toda vez que muchos de los homosexuales que comparten sus
experiencias en el libro ‘Hey, soy gay’
afirman que crecieron en un ambiente lleno de amor y con padres que nunca
pensaron en divorciarse, pero que desde tuvieron conciencia de ser humanos
descubrieron que les gustaba personas de su mismo género.
Motiva pensar que el psiquiatra
Fitzgibbons ha intentado explicar algunos de los casos con los que se ha
encontrado en su labor profesional, pero no por ello se puede formular una
generalización, porque no habría
seriedad en el asunto y se incurriría en una falsedad de datos. Dudaría mucho
que la homosexualidad, por ejemplo, sea tratada y ‘resuelta’ con sus famosas
terapias del perdón.
Lo cierto es que los homosexuales
forman parte de esta sociedad y que en ningún momento les preguntan si son o no
gay al momento de cobrarles los impuestos, por ejemplo; pero que sí son despiadados
cuando se trata de definir sus derechos civiles que les corresponden como a
cualquier otro. Aquí pesa más un asesino, un estafador, un delincuente que se
ha apropiado de algo que no le corresponde. En tanto, el homosexual que muchas
veces, vive su mundo sin dañar a alguien, no tiene derecho a exigir algo porque
no es ‘natural’.
Aquí,
además, se señala y condena a quien
porta o admira aquella bandera de seis colores diseñada en 1978 por el
estadounidense Gilbert Baker. Tonalidades que representan a la vida, la
sanación, el sol, la naturaleza, el arte y el amor.
Aquí y
ahora se le atribuye el ‘delito’ de ser homosexual a quien cante o baile
aquella canción ochentera del grupo Alaska y Dinarama: A quién le importa, de su álbum No
es pecado; cuando por aquellos años, los cuarentones de hoy, gritábamos en
coro esa bendita letra ‘…la gente me señala, me apunta con el
dedo, susurra a mis espaldas y a mí me importa un bledo…’ sobre todo
si es que queríamos protestar en busca de esa ansiada libertad para vivir
abrazados de las nuevas ideas.
Es hoy, es
ahora, cuando se debe decir: basta ya de tanta mofa, de tanta aversión, de
tanta hipocresía con quienes son parte de esta sociedad. No neguemos los
derechos civiles de quienes en el futuro podrían prolongar las ramas de nuestra
genealogía. Me encantóleer ‘Hey, soy gay’ y ¿qué?
De cómo algunos medios de comunicación no escapan de las matemáticas.
VARIABLES:
Juan López Quispe es un conductor de buses
interprovinciales de 40 años que a duras penas ha conseguido un puesto de
trabajo en una empresa de transportes en el terminal de Fiori. A él, con
licencia para conducir pronto por vencer, le ha salido un trabajito por la
madrugada. Su chamba consiste en llevar a 40 pasajeros desde Lima hasta
Trujillo. Su jefe le ordena que los recoja a las 10 de la noche y que
inmediatamente vuelva a la capital para otra labor. Sus tres hijos lo abrazan
al despedirse porque no lo verán dentro de dos días.
Sebastián Wiese Olazábal tiene 23 años. Solo le
falta un ciclo para terminar su carrera de Administración de Negocios
Internacionales. Él siempre pasa piola
en la universidad y por las calles porque nadie sabe que es hijo de un ex
vicepresidente del gobierno anterior. Es viernes por la noche y sus patas lo
llaman para que baje a Asia porque hay un tonazo
en una discoteca conocida. Coge las llaves del carro de su madre con
permiso previo y arranca. En el camino piensa que es buena idea porque acaba de
aprobar sus parciales con 17 de nota promedio.
Juan en medio del camino oscuro no se percata que
está invadiendo el carril contrario al querer pasar una curva y colisiona a 75
KM/H contra un camión de pescados. El potente choque provoca que este último se
detenga en seco y un automóvil que iba detrás, al tratar de evitar
colisionarse, gira el timón hacia la izquierda involuntariamente y cae a un
abismo. Juan muere de inmediato al igual que los choferes de los dos
transportes, junto con otras 35 personas que yacen desangrentadas, mutiladas y
arrolladas en el pavimento.
Sebastián llega a la discoteca y conoce a una chica.
Entre copas y copas, su cuerpo ya albergaba whisky, vodka y tequila. A las
04:30 a.m. sube al carro para regresar junto con otros tres amigos. Su poca
lucidez, producto del alcohol, provoca que no maneje bien y luego de recorrer
un kilómetro, atropella a un transeúnte. Este sale disparado con la columna
partida a la mitad y cae en la carretera destrozándose el cráneo. Sebastián, en
su intento de huir, lo atropella de nuevo. Los pobladores se percatan del hecho
y llaman a la policía. Lo detienen.
PLANTEAMIENTO:
Luego de
tener a las dos variables en juego (Juan y Sebastián) la pregunta es: ¿cómo las
ordeno para que mi resultado sea exitoso? ¿Cómo hago para obtener más ráting, tener
más sintonía o vender más ejemplares? La fórmula más utilizada que casi siempre
funciona es: “Noticia + Hecho curioso = Lector, oyente o televidente
asegurado”. Por los dos lados tengo noticia, pero… ¿cuál de los dos acontecimientos
tiene ese dato que hace la diferencia de las otras noticias?
Por un lado,
tengo a un múltiple choque en donde han fallecido de manera trágica nada más ni
nada menos que 38 personas. Cifra nada despreciable para un diario digno de la
época de los noventas. Pero por otro, tengo al hijo de un ex vicepresidente que
por poco le provoca la muerte a un ciudadano. Aparte, en las redes sociales ha
despertado el repudio de casi toda la población porque “no es posible que la
familia de un funcionario público se comporte así”.
Los
accidentes en las carreteras y pistas son pan de cada día en este país donde el
Ministerio de Transportes y Comunicaciones parece estar de adorno. ¿Qué de
nuevo hay en ese choque? ¿Un muerto más? ¿Un muerto menos? Ah, pero no todos
los días un hijo de la alta sociedad (y todavía hijo de un ex vicepresidente)
atropella a alguien dos veces, intenta fugarse e impide que se le realice la prueba de alcoholemia.
SOLUCIÓN:
Todo parece
que mi ecuación está lista para hacer de esta noticia una naranja exprimible
hasta la última gota. Puedo entrevistar en vivo a los mismos padres del chico
para saber cuál es su defensa y así provocar polémica. Podría tomar las
declaraciones de la familia de la víctima para sensibilizar a la población.
¿Por qué no seguir el proceso del victimario en las salas penales? ¿Por qué no
realizar reportajes tras reportajes mostrando las dos partes opuestas? O mejor,
aun: ¿por qué no seguir la situación médica del atropellado?
En cuanto al
choque sí lo transmitiré, (tampoco todos los días fallezcan más de 30 personas)
pero le daré menos cobertura y menos seguimiento porque en la lista de heridos
y muertos no hay nadie quien merezca la atención de la prensa. ¿Se imaginan si
hubiese muerto un artista, un congresista, un futbolista o alguien de la
farándula? Ahí sí las cosas hubiesen sido diferentes. Ese accidente hubiese
sido material, de al menos, dos semanas.
Hasta superaría la muerte de Edita Guerrero.
CONCLUSIONES:
Si existe una ventaja que las matemáticas poseen
ante las ciencias sociales es que son exactas y todo lo que es, es. Nada
cambiará que dos más dos es cuatro. Pero en cambio, cuando hablamos de personas
y no de números ni de hipotenusas, las fórmulas caen y en vez que haya un
resultado único, puede haber miles de respuestas.
Esto ha sucedido aquí. La ecuación Noticia + Hecho curioso = Venta asegurada, es
la que casi siempre se utiliza en un medio de comunicación para elevar el
ráting, el tiraje o la sintonía radial. De que funciona, funciona. Pero, ¿es lo
éticamente correcto? ¿Somos, acaso, simples variables? ¿Cuándo dejamos de ser
seres humanos para los medios?
Lo ocurrido con Sebastián se mantuvo como carne por
desmenuzar en las salas de redacción por casi más de de una semana, hasta
entrevistaron en vivo a sus padres en un programa dominical. El fatídico choque
donde perdieron la vida más de 30 personas luego de dos días, ya era cosa del
pasado. ¡Como si esa clase de tragedias fuese algo normal!
¿En dónde queda esa labor periodística que es analizar,
discriminar e interpretar debidamente los hechos? ¿Aún existe el sentido
crítico y la ética en algunos medios? ¿Se investigará y se hurgará de la misma
forma como se hizo con la irresponsabilidad del hijo del ex viceministro? ¿Por
qué esa noticia es más mediática que la otra en un país en donde los atropellos
por algunas bestias al volante son pan de cada día?
Demasiadas interrogantes se desprenden de esta
pequeña comparación entre dos sucesos tremendamente desiguales. ¿Cómo hacerle
frente a los problemas que atrasan al país cuando los periódicos y los
noticieros enfocan su atención hacia asuntos que no merecen tantos titulares?
¿De esta manera se leinforma objetivamente a la población?
No me gustan las matemáticas. Nunca me agradaron. Y
ya veo por qué.
De cuando en cuando, los medios decomunicación presentan noticias que invitan a los lectores a pensar o a reflexionar. Noticias que rompen un tanto con el cuadro de todos los días: violencia, sangre, sexo.
Una de ellas sucedió en Colombia, en diciembre pasado. Un maestro de la prestigiosa universidad Javeriana, había renunciado a su cátedra tras confirmar la incapacidad de sus estudiantes al no poder escribir un párrafo sin errores. Ojo, estamos hablando de un solo párrafo; no de un artículo con cuatro o cinco.
El maestro en mención, según los periódicos, no pudo soportar la ineptitud de sus estudiantes y tomó la drástica decisión, no sin antes manifestar su convicción de que los alumnos de hoy no saben escribir, menos escuchar y que la gran mayoría de ellos prefiere, antes que la lectura, ver televisión o estar en internet chateando indiscriminadamente.
No quiero juzgar al docente, menos aún preguntarme si muchos profesores universitarios peruanos viven la misma situación o se han visto tentados a reaccionar de la misma manera que el colega colombiano. Lo que deseo es reflexionar, brevemente, sobre lo que hacen actualmente algunos estados para revertir esta situación.
En este punto hay respuestas curiosas. Una de ellas se dio, paradójicamente, en 1960, también en Colombia. El gobierno de aquel entonces promulgó una ley de Defensa del Idioma, la cual imponía “el uso correcto” de la lengua española en toda clase de avisos y documentos (oficiales o no). Además, la norma prohibía el empleo de voces o palabras en idiomas extranjeros. No es difícil imaginar el fracaso de esta ley por una razón bastante simple: no se puede “obligar” a las personas a escribir bien, si estas no tienen la educación pertinente.
Por nuestro lado, también existieron respuestas al problema. Una de las más serias la dio el gobierno de Alejandro Toledo, cuando el 4 de julio del 2006, puso en práctica el Plan Lector en las instituciones educativas de Educación Básica Regular. Sus objetivos: incrementar la capacidad lectora y un buen manejo idiomático. El gobierno aprista prosiguió con esta acertada medida, sin embargo, el gobierno humalista dejó atrás esta norma y desintegró el programa. Nunca se supo las razones de tan estólida decisión.
Cuando una persona no lee o deja de hacerlo, sufre en sí misma una serie de cambios internos. Uno de ellos es que no desarrolla sus capacidades cognitivas, entre ellas la imaginación; su vocabulario se torna pobre y, por ende, su capacidad de escritura empieza a anularse.
Cuando los que se autodenominaban el sendero luminoso del pueblo peruano, explotaban con bombas lastorres de alta tensión para dejar en tinieblas a la ciudad capital e iniciar sucampaña terrorista, una voz cálida y serena invocaba a la calma utilizando lasondas sonoras de la primera emisora informativa que llegaba, desde esa época, a
todos los rincones del país. Su nombre: Miguel Humberto Aguirre Guajardo, a
quien desde entonces se le conoce como el Señor de los apagones.
‘Mihua’,
palabra acrónima formada por las iniciales de sus nombres y apellido paterno y
con la que firmaba sus artículos, es de nacionalidad chilena y desde hace más
de 40 años que radica en nuestro país, haciendo lo que más ama en la vida:
informar, analizar, investigar y comunicar acerca de los acontecimientos
nacionales e internacionales que ocurren en el día a día.
Y aunque
hoy está más seguro que de haber tenido otra oportunidad de vida hubiera
elegido el periodismo, él ingresó a la carrera de Literatura en la Universidad
de Chile porque su amor y afán por la lectura lo sedujeron desde siempre.
Quería ser profesor de esa especialidad. Sin embargo, cada vez que tenía
oportunidad, burlaba el ingreso a las clases de periodismo en donde empezó a
sentirse más que a gusto; vivía a plenitud.
Los ciclos avanzaban y como todo romance no
admite un tercero, se vio en la necesidad de elegir. No ofreció resistencia a
la aventura, al conocimiento, la emoción, al peligro y un poco de locura que
ofrece el periodismo. “No hubo curso que
no me gustara. Todos los disfrutaba porque me acercaban más a lo que más quería”,
sentencia ‘Mihua’.
Su arribo por tierras peruanas fue producto
de la inestabilidad política provocada por el golpe de Estado de Augusto
Pinochet al gobierno de Salvador Allende. Crisis que no sólo remeció su tierra
natal sino también su vida familiar, pues tuvo que dejar de ver a sus hijos por
unos largos seis años aproximadamente.
Su huella digital
La
pluma de Mihua hizo que personajes anónimos vieran la luz del reconocimiento,
que cada entrevistado pudiera, sin querer, entregar una primicia, que los
descubrimientos no fueran flor de un solo día sino que cobraran trascendencia y
que hasta las confesiones resultaran más que una catarsis; una noticia que
interese al país. Cada una de estas producciones encontró soporte en diarios
como Última Hora, La Crónica, entre otros.
Pero como todo proceso de evolución implica
dejar lugares y conocer nuevas experiencias, en el año de 1981 hace su ingreso
a Radio Programas del Perú (RPP), emisora cuya señal a nivel nacional se ha
caracterizado por tener a un selecto grupo de voces como la de Mihua, por
ejemplo.
Actualmente,
es el Director de Contenidos de dicha emisora y por ello su jornada empieza 15
minutos para las cuatro de la mañana, mientras la mayoría aún duerme, él se
prepara para salir a RPP, su segundo hogar. Al llegar, asume con la lucidez que
lo caracteriza la revisión de los principales diarios locales, las noticias de
la web y la información de periódicos como El
País, El Mundo y La Vanguardia.
En su
afán por detectar y reparar las faltas ocurridas en los diferentes espacios
noticiosos, vuelve a escuchar las grabaciones emitidas y cual sabueso en su
garbanzal halla hasta lo imperceptible e invoca a la inmediata corrección.
Momentos más o menos ingresa a reunión con el equipo de responsables de las
diferentes áreas y jerarquizan las notas que tratarán durante el día.
El pensamiento
‘Mihua’: Fe, esperanza y caridad.
De las
más de 12 horas diarias que dedica a su pasión el periodismo, Mihua es el
eterno ladrón del tiempo porque se da el placer de organizar los contenidos de
los tres programas que tiene a su cargo: Más
allá de las canas (FE, de que la gente practique el amor y respeto a los mayores), Busca personas (ESPERANZA, de que
encontraremos al ausente) y Domingo es
fiesta (CARIDAD al entregarnos un programa que nos motive a la reflexión).
El
primero de estos, emitido los sábados de 19:00 a 20:00 horas, podría arrancar
aplausos y sonrisas del buen Confucio pues practica y motiva la piedad filial,
teniendo en cuenta que la indiferencia y desatención hacia los ancianos son
penosas características de algunos peruanos que conviven con la indolencia.
Temas como la alimentación, cuidados físico y emocional, así como el
emprendimiento del adulto mayor son desarrollados en cada emisión.
El segundo,
propalado los domingos de 21:00 a 22:00 horas, ya ha logrado reunir a más de mil
familias con aquellos seres que por diferentes motivos fueron separados. El
mejor pago para estos ‘hacedores de felicidad’ son aquellas copiosas lágrimas
de alegría, aquellos gritos desgarradores que emitimos cuando vemos la luz de
esperanza, aquellos eternos abrazos que en verdad nos vuelven uno solo. Y como
dice Mihua: “lo mejor de todo este proyecto es que es gratuito y está al
servicio del que lo necesita”.
Y el
tercero y último, por ahora, difundido los domingos de 10:00 a 10:30, está
dedicado a encontrar esa salud mental que todo ser humano necesita. Al margen
de los diferentes pensamientos religiosos, debo reconocer y aceptar mi lado
prejuicioso del asunto. Alguna vez pensé que dicho programa estaba dirigido a
‘los católicos’, pero al escucharlo confirmé alegremente mi error.
Fue
curioso escuchar que el padre Clemente Sobrado, amigo íntimo de Mihua y que le
ha dado el derecho de ser llamado ‘monaguillo del padre Sobrado, fue el autor
de una bella frase acerca de un noble sentimiento. Dijo: “¿por qué dicen ‘hacer
el amor’?, si el amor ya está hecho, existe…” Me dejó pensando.
El placer de sus
vicios.
Conocer
a Miguel Humberto Aguirre, aquel periodista que se dio el lujo de desayunar en
Perú, almorzar en Colombia y dormir en Brasil en un mismo día, gracias a los
trabajos de prueba de un equipo satelital que RPP había adquirido, es una
experiencia formidable.
Pero enterarse de sus incontrolables pasiones nos quita
esa duda que algunos tenemos cada vez que nos preguntamos
si ‘somos normales’.
a) Los libros.
Y es que ‘El señor de los apagones’ refulge
con intensidad cuando toma entre sus manos un libro. Confiesa su amor por la
lectura que lo ha llevado a cultivar la pulcra disciplina de leer un libro al
mes.
Pero si
se trata de recurrir a uno en especial, Mihua asegura que lo hace cada cuatro
meses en que relee “El relato de un
náufrago” del extinto Gabriel García Márquez (Gabo). Crónica de la
confesión de un náufrago que desestabiliza la armada colombiana y que después
de 20 años es convertida en un libro por el genial Gabo.
“Creo que
el periodista debe tener un afán por nutrirse de todo tipo de información y
obtener, de esta forma, un nivel adecuado de cultura general. No concibo la
idea de saber que un comunicador tenga ese tipo de limitaciones”, sentencia
Mihua.
b) El teatro.
Su gusto
por la literatura lo ha llevado, desde sus años mozos, a practicar y a amar el
teatro. Y si el dramaturgo Arthur Miller afirmaba que ‘el teatro no puede desaparecer porque es el único arte donde la
humanidad se enfrenta a sí misma’, Mihua no puede dejar de estar pendiente
de estos temas porque dejaría de ser quien es.
Sus
hijos, a quienes ama mucho y los describe como superiormente inteligentes
porque ninguno se dedicó a seguir sus pasos, le han dado el gusto de tener
nietos y al parecer éstos han resultado ser de la misma estirpe porque uno de
ellos cultiva estrechos lazos con el arte que el abuelo disfruta sin cesar. Esperemos
que pronto los pedidos de esta nueva generación en la familia de Mihua sean
escuchados por él y nos entregue su ópera prima en este campo.
c) El café.
De las
280 mil toneladas de café que el Perú produce anualmente en promedio en los
últimos años, Miguel Humberto Aguirre es uno de los fieles consumidores de esta
delicia traída por los inmigrantes franceses a nuestro país, allá por el siglo
XVIII.
Son
tantas las características positivas y negativas que se le asignan a esta
prodigiosa bebida, que Mihua las hace a un lado y disfruta a diario de este
regalo de la naturaleza. Confiesa que una de sus colegas pudo contabilizar que
en cierta oportunidad Mihua ingirió 25 tazas de café. Y es que pude comprobar
que a él le encanta beberlo pasado, concentrado y sin azúcar, tanto así que su
rostro mostró su extrañeza cuando yo endulzaba al mío.
Mihua es el hombre de prensa que al estrechar
la mano del Papa, hoy Santo, Juan Pablo II y compartir momentos de entrega
solidaria junto a la Madre Teresa de Calcuta pudo percibir la verdadera esencia
del ser humano. Su veracidad, sagacidad y honradez le han permitido conocer a personajes
que van desde Presidentes hasta héroes anónimos, disfrutar de los recónditos
paisajes y vivir situaciones inimaginables, muchos de los cuales hoy son sus
amigos, sus segundos hogares y hasta le han hecho ser mejor persona.
Así de especial es este periodista cuya voz y habilidad para escribir
nos hace amar más el periodismo aun cuando los momentos inciertos se asomen a
nuestras vidas. Definitivamente, ¡Mihua es la voz!
¿Te digo de qué me di cuenta? De que nadie se altera cuando todo va de acuerdo al plan, aun cuando el plan sea espeluznante. Si mañana le digo a la prensa que algún pandillero será asesinado o que un convoy de de soldados va explotar, no van a alterarse… porque todo es parte de un plan. Pero cuando digo que un insignificante alcalde morirá, todo el mundo pierde la cabeza. Introduce algo de anarquía, altera el orden establecido y el mundo se volverá un caos.
Hay hombres que no buscan nada lógico como dinero. No puedes comprarlos, intimidarlos, convencerlos ni negociar con ellos. Hay hombres que solo quieren ver arder el mundo.
Alfred Pennyworth (The Dark Knight, 2008)
in average
are photos
are videos
are texts
are gifs
are audio